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domingo, 7 de diciembre de 2008



NOTICIA PUBLICADA EN EL NORTE DE CASTILLA (2 de diciembre de 2008)

La cacareada crisis económica pasó ayer de largo por la entrada del hotel Felipe IV. Decenas de jóvenes se agolparon a sus puertas desde primera hora de la tarde con el único objetivo en la cabeza de conseguir una codiciada entrada para el cotillón de fin de año al módico precio de 80 euros. La afluencia de aspirantes a asistir a la fiesta de moda en el céntrico establecimiento del número 16 de la calle Gamazo superó cualquier expectativa y la acumulación de personas acabó como el rosario de la aurora. Nada menos que tres patrullas de la Policía Nacional, apoyadas por agentes locales, tuvieron que intervenir nada más comenzar la venta para evitar que la avalancha acabara en tragedia. Los primeros jóvenes llegaron en torno a las 14.00 horas y comenzaron a guardar religiosamente una cola que fue creciendo hasta casi alcanzar la esquina de Colmenares. Todo para conseguir una entrada de 80 euros bajo el reclamo de barra libre y canapés en horario de 1.30 a 7.00 horas con la obligación de vestir de media etiqueta y de tener entre 18 y 30 años. Empujones y desmayos La situación parecía normal hasta que comenzó a acercarse la hora de apertura del mostrador de ventas -en horario de 16.00 a 19.00 horas sólo en la tarde de ayer-. «Nosotros llevábamos aquí desde las dos y media y cuando fueron a abrir comenzó a venir una avalancha de gente hacia la puerta para colarse», resume uno de los presentes. El «morro» de los últimos en llegar desató las iras de los primeros y enseguida comenzaron a sucederse empujones e insultos. Los más afortunados lograron acceder a un hall que cada vez iba abarrotándose y lograron sacar las primeras entradas. Los responsables del hotel, sin embargo, decidieron anunciar enseguida que «se habían agotado las entradas» a la vez, eso sí, que pedían ayuda al 091. «Creo que no habían vendido más de cincuenta entradas cuando dijeron que ya no quedaban», recuerda otra testigo convencida de que el aforo «puede rondar los trescientos -este periódico intentó sin éxito contrastar los datos con la Dirección del Felipe IV-. Sea como fuere, el anuncio de completo causó aún más nervios entre los jóvenes y, en torno a las 16.30 horas, acabaron interviniendo los primeros policías nacionales llegados para desalojar el recibidor. «Una chica se ha desmayado y otra se ha llevado un puñetazo en la cara», coincidieron en resumir distintos testigos. Los más decidieron desistir e irse a casa, pero un numeroso grupo cercano al medio centenar optó por quedarse para conseguir sus entradas. Policías municipales y nacionales permanecieron durante el resto de la tarde controlando la entrada para evitar que se produjeran nuevos altercados. «Este cotillón estaba muy bien y por eso hemos venido tanta gente», justificó una de las jóvenes.

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